En la vida de toda persona se presentan, con mayor o menor frecuencia, e incluso de forma cíclica, algunos sentimientos y sensaciones que pueden llegar a ser altamente negativos y destructivos, para la persona y para su entorno más próximo, si no se les hace frente con rapidez, y si no se les busca, y se encuentra, solución lo antes posible.
La desilusión puede ser una emoción muy destructiva si no la afronta con rapidez. Se trata de la devastadora sensación de sentirse "desinflado" o de que algo se le va a escapar a uno para siempre. Cualquier cosa que le haga sentirse triste o derrotado como resultado de esperar más de lo que consigue, produce desilusión.
El mensaje que ofrece la desilusión es el de que, probablemente, no va a producirse una de las expectativas que usted tenía (un objetivo que realmente deseaba alcanzar), por lo que ha llegado el momento de cambiar sus expectativas y hacerlas más apropiadas a la situación, y emprender la acción para establecer de inmediato y alcanzar un nuevo objetivo. Y ésa es precisamente la solución.
La solución a la desilusión consiste en: Imaginar inmediatamente algo que pueda aprender de esta situación y que le ayude en el futuro a alcanzar eso mismo que anda usted persiguiendo. Establecer un nuevo objetivo, algo que sea incluso más inspirador y hacia lo que pueda realizar un progreso inmediato. Darse cuenta de que quizás esté juzgando demasiado pronto. Las cosas por las que se siente desilusionado suelen ser desafíos temporales. Como ya fue dicho, usted y yo necesitamos recordar que los retrasos de Dios no son sus negativas. Es posible que se encuentre usted en lo que yo denomino "tiempo de espera". A menudo, la gente se predispone para la desilusión al establecer expectativas completamente irreales. Si va y planta una semilla hoy mismo, no puede regresar mañana con la esperanza de ver un árbol. Una cuarta gran solución para afrontar la desilusión consiste en darse cuenta de que una situación no ha terminado todavía, y que es necesario desarrollar más paciencia. Vuelva a evaluar por completo lo que desea realmente, y empiece a desarrollar un plan más efectivo para conseguirlo. El antídoto más poderoso para la emoción de la desilusión consiste en cultivar una actitud de expectativa positiva acerca de lo que sucederá en el futuro, independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado.
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